ARTE ROMÁNICO, MANTO DE JOYAS EN LAS MERINDADES
El Románico ha ocupado una parte más que importante de mi tiempo, desde mi adolescencia soy una apasionada de este estilo artístico. Mi primer contacto se remonta a mi infancia en Bocos, cuya iglesia posee una sencilla portada románica. He tenido la inmensa suerte de poder enseñar el patrimonio de mi tierra, la más valiosa herencia del pasado, a adolescentes que deberán de ejercer su custodia, como lo han hecho hasta ahora las gentes que durante siglos han habitado las Merindades.
Muchas son las ocasiones en las que me sigo acercando a disfrutar y a seguir buscando esos secretos románicos que aún nadie ha encontrado, recogiéndolos en mi libreta. Aquí , tanto los que améis este arte por su excelencia arquitectónica o por la singularidad de sus elementos escultóricos, como los sinceros amantes de la belleza, disfrutaréis por igual de toda una experiencia de hallazgos por doquier. Si sabemos mirar, descubriremos desde magníficos edificios de singular factura, hasta pequeños elementos y detalles sorprendentes por inéditos o insólitos: canecillos, portadas, tímpanos, capiteles, espadañas, ábsides,... jalonan todos y cada uno de los rincones de las Merindades.
Y su búsqueda, nos permitirá disfrutar de la experiencia de deambular por una comarca que posee una naturaleza extraordinaria. En esta tierra del norte de Burgos, tan abrupta como bella, y tan bella como desconocida, las joyas del Románico se encuentran diseminadas por toda su geografía, como atavíos históricos, como lo están también sus pueblos y habitantes. No en vano somos una comarca de montaña.
Yo lo tengo claro. Mi secreto no es mío, se lo debo a mi padre, con quien aprendí a mirar y a descubrir la belleza que encierran las cosas aparentemente insignificantes. Intentadlo y disfrutaréis, os lo recomiendo.
¡¡Gracias Esther!!, nadie mejor en esta comarca para hablarnos de las joyas del Románico.